Reflexiones: el blog de Fundación Manantial
Ternura y poesía: una pareja bien avenida
La ternura es la conmoción por la fragilidad del otro y lleva a la unión. Es la movilización por la fragilidad del otro, que interpela la propia fragilidad. José Leal
Dicen los antiguos que el motor del psiquismo es la curiosidad. La curiosidad nos impulsa a buscar información y promueve nuestras reflexiones. En esa continua indagación nos hemos encontrado con José Leal.
Desde un primer momento, el autor ha cuidado al detalle el clima emocional. Apoyándose en palabras sencillas, transmitidas de una manera pausada, honesta y reflexiva, evocando un inusual sentimiento de intimidad. Esto enmarca las condiciones necesarias para facilitar un genuino aprendizaje.
En este sentido, un aprendizaje centrado en vivencias vivas y vitales que nos acompañan y dotan de sentido nuestro quehacer diario. Tal y como asevera el autor, nuestros marcos conceptuales y vitales son inseparables. Modo de trasmisión consonante con su tesis principal.
Leal comparte un proyecto ético, con un claro compromiso político y social. Proyecto que cobra mayor relevancia en el escenario actual. En nuestro vivir cotidiano, lo más sensible y vulnerable de nuestra naturaleza resulta vulnerado sistemáticamente, a saber, el encuentro con el semejante. El maltrato en sus múltiples vertientes y modalidades es un atentado a lo humano, enfatiza Leal.
Ante lo prolijo del planteamiento, me resulta imprescindible acotar. Para ello, me guía mi resonancia interna. Aquel singular terreno movedizo que encuentra sintonía con un planteamiento universal: “la clínica del amparo”.
Freud en 1925 en su trabajo Inhibición, síntoma y angustia (2004), ubica en primer plano una realidad ancestral que nos precede y trasciende el espíritu del tiempo, nuestra fragilidad originaria. Leal nos recuerda: “somos seres en falta, estructuralmente limitados. Vulnerables y vulnerados. De tomar consciencia entramos en el cuidado. El cuidado es el sustento de la ciudadanía (2018).”
Ante nuestro desvalimiento originario, el amparo del otro nos construye e incluye dentro de la tribu humana (Leal, 2021). El otro es nuestro primer arraigo. Nos da pertenencia y dignidad.
Muchas de las personas que asisten a nuestros recursos nos muestran un desarrollo radicalmente particular. Expresado en un estilo de vida que nos resulta confuso y extraño en un primer momento. Detrás de esa forma de comunicación y modos de relación, nos encontramos con almas profundamente heridas, donde la capacidad de dar se encuentra gravemente comprometida.
Ante la ausencia del primer arraigo, nos manejamos en el árido terreno de la intemperie psíquica. Es decir, en el desamparo hostil, donde gran parte de lo invivible ha sucedido sin huella de la experiencia.
¿Qué respuesta podemos dar?
Ante el desamparo, amparo. Amparo a través de la ternura y la poesía, nos cuenta José Leal (2021).
La ternura es la conmoción por la fragilidad del otro y lleva a la unión. Es la movilización por la fragilidad del otro, que interpela la propia fragilidad. La ternura suele tener dos efectos: la identificación con el sufrimiento ajeno y la disponibilidad al otro.
Poético, ya que implica la capacidad de transformación con una práctica ética, siendo necesario un marco vital y conceptual. Es la vivencia por el cultivo de lo humano. La humanización de la vida y del encuentro con el otro.
¿Cómo lo hacemos?
El autor se incluye dentro de una tradición que nos sugiere un prerrequisito: la necesidad de reconocer e integrar en un lugar digno nuestra propia falta. En la medida que incorporamos y conservamos dicha posibilidad, siempre en compañía (2006), de una forma natural acogemos la vulnerabilidad de las personas que acuden a nuestros recursos. Y estás poco a poco alojan en nosotros ilusiones, esperanza y momentos de vulneración.
¿Con qué herramientas contamos?
Leal apela a la mirada atenta. La noción de mirada atenta la conecto con el concepto psiquear, descrito por Rafael López Pedraza en de eros y psique (2005) «… verbo a fin a imaginar…”, continúa, “psiquear tiene que ver con el tono anímico de toda conversación verdadera, tiene que ver con la posibilidad de ver a través de las cosas”. López Pedraza va un poco más allá y añade “también, ¿por qué no?, dejar que las imágenes nos vea, nos descubran (pag.9)”.
Esta posición que nos facilita acompañar a través de las distintas actividades y espacios, desde una perspectiva amplia, diversa y flexible. Un recordatorio de nuestros principales instrumentos o herramientas: el deseo y la palabra.
¿Para qué?
Desde luego no nos resulta posible suplir el daño originario. Aún así, en situaciones donde la crueldad nos convoca a lo inimaginable, y especialmente en dichas situación, cobra mayor pertinencia y fuerza el trato esmerado.
A través del trato esmerado nos resulta posible la recuperación y la restitución, o dicho de otra manera, vivir lo no vivido. Una experiencia distinta dotada de sentido que genera una huella que orienta. Donde aquella singularidad históricamente excluida resulta dignificada y se construye, paulatinamente, una una vida digna de ser vivida.
Al escribir estas líneas, mi memoria emocional me lleva a distintas escenas, en donde la gratitud es el hilo conductor.
Mi más profundo respeto y reverencia, especialmente a aquellas que me enseñaron que podemos y debemos acompañar en lo imposible.
Bibliografía:
- Freud, S (2004). Obras completas. Presentación autobiográfica. Inhibición, síntoma y angustia. ¿Pueden los legos ejercer el análisis? Y otras obras. Buenos Aires, Argentina: amorrortu editores.
- Leal, J. De la fragilidad a la ternura: sostener y acompañar la infancia y la adolescencia. (Reflexiones a propósito de un caso de violencia paterna). Revista de la asociación Española de neuropsiquiatría. 2021; 41(139): 187-210.
- Leal, J. La relación en los cuidados y el trabajo en red en salud mental. Revista de la asociación Española de neuropsiquiatría. 2006.
- Leal, J. Los cuidados en el marco de una ciudadanía inclusiva. Revista de la asociación Española de neuropsiquiatría. 2018; 38(134): 587-606.
- López-Pedraza, R (2005). De eros y psique. Caracas, Venezuela: festina lente.
Edgar Hernández León. Psicólogo del Centro de Rehabilitación Laboral “San Blas”.
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