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«Salud mental y prisión, difícil encaje», artículo de Javier Pallarés e Isabel Utrera en la Revista de la AEN
Javier Pallarés, director del Servicio de Apoyo a la Capacidad Jurídica y Ámbito Penitenciario de Fundación Manantial, ha publicado junto a Isabel Utrera el artículo «Salud mental y prisión, difícil encaje» en la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (AEN).
«Hace trece años se publicaron los datos preliminares del estudio PreCa (Prevalencia de Trastornos Mentales en Cárceles), en el que se ponía de manifiesto la alta prevalencia de personas con enfermedad mental en las cárceles españolas. Desde la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, con la colaboración de las Entidades del Tercer Sector de Acción Social, como Fundación Manantial, se pusieron en marcha programas específicos para la atención de este colectivo». Sin embargo, los datos ofrecidos por la dirección de las prisiones, «apuntan a la necesidad de renovar, de mejorar e incrementar la atención a un problema que no solo no se resuelve, sino que no deja de aumentar: ¿por qué?«.
Javier e Isabel ofrecen en este artículo varias sugerencias que podrían orientar nuevas acciones para abordar la situación de las personas con problemas de salud mental en el ámbito penal y penitenciario, entre las que se encuentran la de intensificar el proceso de mediación comunitaria para vincular a la persona que está en prisión con los servicios comunitarios, con la familia y con el empleo; fomentar y sostener una red de alojamientos temporales para posibilitar que la persona pueda transitar de forma natural a los recursos sociales y sanitarios existentes una vez que salga de prisión; luchar contra el estigma existente para facilitar la inclusión social; diseñar y promover programas de intervención enfocados en las mujeres, cuya situación de deterioro de su salud mental, vulnerabilidad y acoso es muy superior a la de los hombres, etc.
El objetivo del Servicio de Ámbito Penitenciario de Fundación Manantial es reinsertar en la comunidad a las personas más vulnerables y evitar que las personas con trastorno mental ingresen en prisión, promocionando medidas alternativas y colaborando en la atención de los que están privados de libertad, mediante programas diseñados para el mantenimiento y, en su caso, reinserción en la comunidad.
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